Terapia para
Cómo tomar decisiones
¿Tienes dificultades para tomar decisiones? Aprende a tomar decisiones
Todos los días tomamos cientos de pequeñas decisiones. La gran mayoría son relativamente intrascendentes; por ejemplo, ¿qué quiero para desayunar?, ¿qué ropa me pongo? ¿voy hoy al supermercado?
Otras decisiones son mucho más complejas ¿qué carrera estudio? ¿no sé si debería dejar a mi pareja? ¿Debería cambiar de trabajo? ¿Podría ir a vivir a otra ciudad? ¿Qué hay de comprar una casa? ¿o tener un hijo?
Estas decisiones evidentemente pesan más porque pueden afectar a tu vida de muchas maneras. Este tipo de decisiones o indecisiones, pueden llegar a producir angustia o malestar.
Es posible que sientas que te cuesta tomar decisiones o que las que tomas no son buenas. Sin embargo, es algo que podríamos normalizar, puesto que es un problema cotidiano y con el que todos luchamos debido a la forma en que nuestros cerebros procesan la información. Detrás de cada decisión, hay factores psicológicos que establecen nuestra forma de pensar y actuar. Comprender estos factores puede hacer que sean más fáciles de superar.
Algunos de estos factores que intervienen en la toma de decisiones son: la personalidad de cada uno, la experiencia e información que tenemos sobre el hecho a decidir, el estado de ánimo, etc.
A menudo cometemos errores a la hora de interpretar la información que tenemos. Estos errores se llaman sesgos cognitivos.
Sesgo de status quo
Muchos pasos en falso en la toma de decisiones pueden atribuirse a estos sesgos cognitivos. Esa es nuestra tendencia a pensar de cierta manera sin siquiera darnos cuenta, de modo automático. Un ejemplo simple: ¿Alguna vez has evitado cambiar de compañía telefónica a pesar de que no estabas satisfecho con su servicio actual?
Algo llamado sesgo del statu quo podría ser el responsable. Esa es nuestra tendencia a ceñirnos a lo que sabemos, en lugar de elegir algo nuevo y diferente. Vemos la alternativa como un riesgo o simplemente no vale la pena, incluso aunque podría ser mejor. Sin darnos cuenta, podemos volvernos demasiado resistentes al cambio.
El sesgo de anclaje también puede afectar las decisiones que tomamos. Hace referencia a la tendencia que tenemos a quedarnos en exceso con lo primera opción que valoramos. De esta forma, perdemos objetividad y no consideramos de la misma forma otras opciones distintas a la primera. A veces esta forma de pensamiento puede llegar a abrumarnos.
Sobrecarga de elección
Los sesgos cognitivos no son lo único que puede afectar a nuestra toma de decisiones. Cada vez más estudios demuestran que el estrés puede tener un impacto tanto en la calidad de nuestras decisiones como en nuestra capacidad para gestionarlas posteriormente. Por ejemplo, vamos a un restaurante y vemos que la carta del menú tiene muchísimas opciones.
La sobrecarga de opciones puede ocurrir en cualquier momento que nos sintamos abrumados por la gran cantidad de opciones. Nos cuesta tanto compararlos que es menos probable que elijamos algo. A veces parece que preferimos no elegir que lidiar con el estrés de elegir entre una selección tan grande.
Fatiga de decisión
Algo similar sucede cuando nos vemos obligados a tomar múltiples decisiones una tras otra, algo común en la vida cotidiana. Experimentamos un efecto que en psicología se denomina fatiga de decisiones.
La fatiga de las decisiones sugiere que tomar una gran cantidad de decisiones durante un período prolongado de tiempo puede ser una pérdida significativa de nuestra fuerza de voluntad. ¿El resultado? Nos cuesta más decir que no a cosas como la comida rápida, las compras impulsivas y otras opciones que puedan resultarnos tentadoras.
Por otro lado, la fatiga también puede hacer que sea más difícil decir que sí, especialmente a las decisiones que alterarían el status quo.
La fatiga hace que resulte difícil siquiera pensar en tomar decisiones, y mucho menos en lo que está bien o mal, lo correcto o lo incorrecto. Seguimos el camino de menor resistencia porque es lo más fácil de hacer.
El lado positivo de la incertidumbre
Tomar decisiones puede difícil porque se necesita tiempo y energía para sopesar las opciones. Cosas como cuestionarse a sí mismo y sentirse indeciso son solo una parte del proceso.
En algún aspecto, son algo bueno: una señal de que estás pensando en tus opciones en lugar de simplemente seguir la corriente. Ese es el primer paso para tomar decisiones mejores y más reflexivas.
¿Cómo sueles tomar decisiones?
Hay muchas formas de tomar una decisión. Podríamos dejarlo al azar, o simplemente confiar en nuestro instinto.
Probablemente eso esté bien para decisiones pequeñas, pero ¿qué pasa con las más importantes? Es mejor pensar detenidamente en sus opciones y considerar los muchos caminos que podría tomar.
En el Centro de Psicología Fernando Arias, te proporcionamos las herramientas adecuadas, aprendiendo a hacer esto de manera objetiva , de modo que puedas tomar decisiones con las que te sientas bien y sean más coherentes con tu forma de ser. Vamos a destacar varias estrategias que te pueden ayudar:
Tomando decisiones objetivamente
El primer paso para tomar una decisión es simple: identificar el problema.
Nuestra respuesta inicial, con mucha frecuencia va ligada a nuestros instintos y emociones , y en muchas ocasiones es perfectamente válida; sin embargo, también es terapéutico analizar las opciones de manera racional y para ello debemos aprender otras estrategias:
- Comparar opciones
- Identificar pros y contras
- Pensar en las consecuencias
- Afrontarlas con confianza
Si tienes dificultad para tomar decisiones, o alguna decisión en concreto, contacta con nosotros, analizaremos individualmente tu caso, y te proporcionaremos las herramientas necesarias para ganar confianza y seguridad en las decisiones que tomes
Centro de Psicología Fernando Arias
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